La arquitectura contemporánea de Galicia está plagada de importantes ejemplos de cómo se debe utilizar la pizarra, y la piedra natural en general, según los criterios de la modernidad:
La Domus, en A Coruña, es fruto del trabajo del arquitecto japonés Arata Isozaki, recientemente fallecido, y el gallego César Portela. La monumental fachada de pizarra se sitúa en lo más alto del macizo de granito sobre el que se asienta el edificio, ofreciendo la imagen de un barco con su gran vela extendida. Se realizó con losas de pizarra verde de Pol, y los pavimentos y determinadas zonas interiores se recubrieron con losas de pizarra, al igual que la célebre escalera.
La Domus es un claro ejemplo de la importancia de elegir materiales naturales, como la pizarra y el granito, para garantizar unas perfectas condiciones de durabilidad, conservación y mantenimiento.
El Palacio de Congresos de Pontevedra es obra del arquitecto Manuel de las Casas. Los pavimentos y las cubiertas de las paredes se realizaron con pizarra debido al carácter versátil del material. Gracias a la diversidad y a las técnicas utilizadas se consiguió dar al edificio una imagen de pertenencia al paisaje que lo rodea.
El Centro de Control de Túneles de Pedrafita es una obra del Arturo Franco Taboada. Situado en el altiplano de la aldea de O Cebreiro, el edificio está formado por dos grandes cubos rectangulares de hormigón armado colocados el uno sobre el otro en forma de cruz. Toda la cubierta exterior está recubierta con grandes losas de pizarra, excepto las testas de los cubos, que se encuentran totalmente acristaladas. Este edificio pretende evocar a la tradición autóctona mediante el uso del material protagonista de la zona: la pizarra.