Granito gallego para la Torre de Hércules

4 | 12 | 2023 | Blog, Granito

Patrimonio de la Humanidad desde 2009. Así quedó declarada nuestra Torre de Hércules; nuestro faro que vigila a todo aquél que se quiera acercar a A Coruña por mar.

Os contamos que es el único faro de la antigüedad grecorromana que mantiene la misma función para la que fue construido, y como curiosidad, es el segundo en altura de España por detrás del de Chipiona (Cádiz).

Cuenta una leyenda popular que la torre es obra de Hércules, el semidiós grecorromano. Dicen que la levantó en honor a su victoria sobre el gigante Gerión. Lo mató y enterró sus tres cabezas en un promontorio sobre el que levantó la edificación.

Pero más allá de la realidad, fue construida, en sus inicios, con roca madre granítica. Piedra obtenida de los alrededores del montículo de la Torre. Y aún a pesar, de ser un objetivo bélico durante las invasiones de los bárbaros, durante la Edad Media, el granito gallego garantizó su supervivencia durante varios siglos.

Bajo el reinado de Alfonso IX de Castilla, la conocida Torre de Hércules fue abandonada, y al no usarse ni como faro, parte de sus piedras fueron extraídas para la construcción de otras edificaciones como es el caso de la muralla medieval.

Sin embargo, muchos años después, bajo el reinado de los reyes de la Casa de Austria, recupera nuevamente su uso marítimo para facilitar el tráfico de los navíos europeos, bajo reparaciones de bajo coste.

Pero es bajo el reinado de Carlos III, cuando se realiza una restauración completa de la Torre, revistiendo la fachada con bloques de granito. Parte de estas extracciones provienen de los terrenos a pie de Torre, así como de las canteras de San Pedro de Visma y San Cristóbal (a un kilómetro aproximadamente de distancia del emplazamiento).

Es en 1791 cuando se finaliza su reconstrucción, por Eustaquio Giannini; apariencia muy similar a la que mantiene en la actualidad nuestro tan admirado símbolo de la ciudad de A Coruña.

Un lugar que permite al viajero disfrutar de los alrededores marinos y de una excelente panorámica de la ciudad, siempre que esté dispuesto a subir los 242 peldaños de escalera de caracol que esconde en su interior.

Un faro de casi 70 metros de altura que desprende una luz que permite divisar el mar a una distancia de 32 millas.

Toda una maravilla arquitectónica que debemos preservar entre todos

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